abril 09, 2008

Súper Héroe...

Es gracioso cómo desde chamacos soñamos con ser un súper héroe. Nos compran el trajecito, tenemos los juguetes, las películas, los pósters, y todo lo necesario para creer que realmente podemos hacer la diferencia, que somos invencibles, o simplemente que podemos salirnos con la nuestra.

Cuando tenía como 5 o 6 años me tenían que poner unas inyecciones cuyo dolor podía sólo ser comparado a arrancarse un pelo de la nariz. Era un suplicio cada que veía entrar a 'Tello', mi doctor. De alguna manera mi extraña mente de 5 o 6 años encontró una solución para mitigar el dolor; mi espada.

¡Y cómo no iba a funcionar! Era una espada gris de plástico, digna de un gladiador. Venía con peto y casco, pero no los creí necesarios para la ocasión, así que con gran valentía y coraje dije '¡Espérame doctor, voy por mi espada!'. Corrí hasta el cuarto de mi abuela, donde yacía todo mi equipo de súper héroe (incluidos unos converse rojos que me ponía cuando andaba de humor 'rockero') y tomé mi espada. Volví con el doctor y mientras empuñaba mi espada con gallardía, recibí el piquete.

A pesar de que me gustaría decir que no me dolió la inclemente aguja que según dicen 'iba directo al hueso', tengo que admitir que no tengo la más pálida idea. Sin embargo, es una anécdota jocosa que no falta en las reuniones familiares.

Pero 17 o 16 años después ¿Realmente dejé de tenerle fé a la espada? Creo que nunca dejamos de creernos súper héroes. Frases como '¡Dormir es para débiles!', 'Estudiar y trabajar, ¿Qué tan difícil puede ser?', '¡Claro que tengo tiempo para mi familia, mi novia y mi trabajo!' no distan mucho de '...voy por mi espada...'. Todos los días nos enfrentamos a nuestros propios 'archi-nemesis' en extenuantes batallas que sólo nosotros encontramos relevantes, pero cuyo resultado tiene resonancia en todo nuestro entorno.

La similitud con un súper héroe se vuelve más clara al ver la constante: mientras más nos esforzamos por hacerlo todo, más descuidamos lo que más queremos. Al menos es una constante para mí, porque uno de mis más grandes retos es dedicarle el tiempo que quisiera a mi vida de civil, salvar el día y quedarme con la chica, o dicho en otras palabras; balancear familia/trabajo/relación sentimental.

Espero que las personas a quienes más quiero lleguen a comprender que cuando no estoy con ellas, estoy luchando por equilibrar el mundo... Mi mundo. Y que cuando no estoy soy yo quien sufre más su ausencia.

A fin de cuentas, hay personas que logran hacer de madre y padre a la vez, personas que se echan encima el compromiso de una familia, existen quienes se atreven a decir 'me equivoqué', 'perdóname' y 'te amo'. Estos son los verdaderos súper héroes, que pueden realmente salvar una vida.


Y las inyecciones sólo me dieron el súper poder de converitrme en un niño regordete y sin efecto retroactivo...